Cuando enseñamos-aprendemos juntos, evaluar no puede ser sino acompañar, compartir, evolucionar… hacia algo más completo, mejor, más significativo y relevante
En los procesos de enseñanza-aprendizaje orientados al desarrollo y maduración de competencias-clave (procesos dialógicos, cooperativos, funcionales) el grado de adquisición de determinados items (criterios y estándares) se mide por su aplicación a la producción de textos con sentido (congruentes, cohesionados, adecuados al contexto), a la resolución de problemas de carácter matemático asociados a la vida real, a la formulación de hipótesis sobre hechos físicos, la observación, la experimentación y la extracción de conclusiones aplicables a nuevos hechos y situaciones más complejos.
En tal marco de valoración, la labor del educador consistirá en participar en el proceso de desarrollo, escuchando y dialogando, aportando sugerencias, acompañando la reflexión de sus alumnos/as, incentivándola para focalizar o extender la atención, compartiendo nuevas ideas que permitan profundizar en el conocimiento, favoreciendo la evolución de un pensamiento, unas destrezas, unas emociones y unas capacidades personales y grupales aplicables en la vida y que irán cristalizando en forma de competencias progresivamente más autónomas y transferibles a los diversos contextos de esas vidas.
De un proceso de esta naturaleza dan buena cuenta estos textos escritos por alumnos de 6º curso de Educación Primaria (11 años) del Colegio Irabia-Izaga (Pamplona, España), en los que describen, desde distintos puntos de vista, la escena representada por Velázquez en «Las meninas», desempeño que forma parte del trabajo llevado a cabo durante el Proyecto de Comprensión de Lengua y Literatura Castellana «Comiqueros», de Álvaro González, editado por nosotros. Pulse aquí para ver los trabajos completos.
Aquí no se les ha dicho a los alumnos/as: «Haced una redacción que describa algo. Como ya hemos estudiado en la página xx del libro las características de este tipo de texto, ahora ya podéis practicarlo», sino que se ha seguido un proceso orientado de producción de textos cuyo objetivo es fomentar la capacidad de observación, interiorizar el concepto de punto de vista narrativo, favorecer la creatividad lingüística individual, motivar al alumnado para que se ponga en situación comunicativa… y comunique. ¡Y vaya si lo logran! Cuánto me han hecho disfrutar sus frases, sus miradas escrutadoras, su disposición a ponerse en el lugar de otro para narrar combinando subjetividad y alteridad. ¡Olé!
Estas creaciones resultan plenamente consistentes con el planteamiento de evaluación final de etapa vigente en nuestro país. Quienes se acerquen a ellas sin las orejeras pre-conceptuales de la «lupa ortográfico-gramaticalista», podrán leer y disfrutar textos de una densidad literaria sobresaliente para la edad de sus autores, textos que permiten confiar en la capacidad de auto-aprendizaje, investigación y metacognición de estos alumnos. Y, además, verán -como ya habrá visto su profesor, quien orgulloso puede estar-, algunos items en los que seguir trabajando para mejorar. Eso es evaluar valorando.